El novecentismo

(1928-1939)

Los problemas de la empresa Cuerda y Verdaguer, dedicada a la fabricación de mantas, derivados del desfalco que hizo el administrador, obligaron el pintor a volver a Palma para llevar personalmente la administración del negocio, que era de la familia de la esposa. Ejerció estas funciones durante unos cuantos años hasta que la crisis económica internacional lo hizo inviable. Durante esos años combinó su residencia habitual en Palma, con estancias en la casita de Deià. La antigua amistad con los hermanos Bartomeu y Miquel Ferrà le había permitido entrar en contacto con el movimiento novecentista que se había desarrollado al Principat.

La visión ordenada de la realidad, el interés por el equilibrio y la armonía, el deseo de objetividad y la pasión por la luz acercaron gradualmente el pintor a un punto de inflexión a partir del cual atenuó los colores, incrementó el interés por la armonía de formas y colores, redujo el uso de referencias simbolistas y se sumergió en un discurso orientado básicamente a la exaltación de la luz mediterránea, en concordancia con los ideales del novecentismo plástico. La luz cobraba en su producción una intensidad tan grande que diluía los colores en un contexto de predominio de los blancos.

La actividad expositiva se incrementó, probablemente por una dedicación más intensa, y más continuada, al trabajo. El 1929, junto con Antoni Gelabert, Bartomeu Ferrà, Pilar Montaner y Juan Fuster Bonnín, participó a la exposición inaugural de Galerías Mallorquinas. En 1930 y el 1931, hizo sendas exposiciones individuales a las Galerías Costa.

El Ayuntamiento de Palma, en 1931, adquirió a las Galerías Costa una obra del pintor por un precio que atestigua su alta cotización.

En 1932, el Ayuntamiento de Palma lo nombró conservador del Museo de Bellver. Ocupó la plaza, a la cual había optado Antoni Gelabert, unos cuatro años. El curso 1935-36 dio clases en la Escuela de Artes y Oficios de Palma.

Son obras de esta etapa “Paisaje Son Jaumel” (1928), “Tarda d’estiu. Llucalcari” (1930), “El Port de Palma” (1931), “Drassanes de Palma” (1935), “Drassanes i barques” (1935), “S’Era” (1937) y “S’Era I” (1938).

Paisaje Son Jaumell, 1928
Óleo sobre tela, 50 x 50 cm
Colección particular

Palma. Pescadores y velas latinas, 1930
Óleo sobre madera, 81 x 90 cm
Colección Museo Es Baluard

Drassanes i barques, 1935
Óleo sobre tela, 81 x 90 cm
Colección particular

Port de Palma, años 30
Óleo sobre tela, 97 x 89 cm
Colección particular

S’Era II. La siega en Mallorca, 1938
Óleo sobre tela, 36 x 30 cm
Colección particular

Deià, 1929
Óleo sobre madera, 67 x 62 cm
Colección particular

El Port de Palma, 1931
Óleo sobre tela, 83 x 78 cm
Colección particular

Drassanes de Palma, 1935
Óleo sobre madera, 81 x 90 cm
Colección Museo Es Baluard

Francia. Paisaje urbano, 1937
Óleo sobre madera, 46 x 38 cm
Colección particular

Palma, 1939
Óleo sobre tela, 62 x 64 cm
Colección particular

Sin título, 1930 (inacabado)
Óleo sobre madera, 50 x 50 cm
Colección particular

Port de Palma. Mollet, 1932
Óleo sobre tela, 83 x 78 cm
Colección particular

Pescadores faenando redes, años 30
Óleo sobre tela, 81 x 75 cm
Colección particular

S’Era. La siega en Mallorca, 1937
Óleo sobre madera, boceto, 50 x 50 cm
Colección particular

Deià, 1939
Óleo sobre tela, 50 x 45 cm
Colección particular

Tarda d’estiu. Llucalcari, 1930
Óleo sobre tela, 81 x 90 cm
Colección particular

Puerto de Palma, 1932
Óleo sobre madera, 50 x 50 cm
Colección particular

Pescadores faenando redes II, años 30
Óleo sobre tela, 78 x 73 cm
Colección particular

S’Era I. La siega en Mallorca, 1938
Óleo sobre tela, 36 x 30 cm
Colección particular

Deià, 1939
Óleo sobre tela, 55 x 45 cm
Colección particular

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