La influencia de Sebastià Junyer

(1919-1928)

La parcelación de una parte de la finca familiar de Son Jaumell (Capdepera, Mallorca) y la venta gradual de solares, dieron al pintor una independencia económica suficiente para llevar una vida tranquila y sosegada.

A partir del 1919-20 estableció la residencia en Deià. Primero ocupó las casas de Can Boqueta y, posteriormente, adquirió una pequeña vivienda situada junto a las casas de Can Forcimany (Can Fussimany) donde vivió con Josefa y su hijo Juan Antonio.

La residencia en Deià permitió al pintor mantener una intensa relación personal y profesional con Sebastià Junyer, propietario de dos casas en Llucalcari, el cual ejerció sobre él una influencia notable. Esta se pone de manifiesto en la temática de la obra que hizo, en la visión lírica de la realidad y en la utilización de elementos simbolistas.

Sebastià Junyer, su esposa Clotilde Pascual Fibla, Antonio Gelabert y Fuster Valiente formaron parte del colectivo que en los años veinte se denominó Grupo de Deià.

De hecho, Gabriel Alomar en el catálogo de la exposición de pintura de Mallorca en Buenos Aires (1928) calificó a Sebastián Junyer como ermitaño del arte, calificativo que podría hacerse extensivo a Fuster Valiente que, durante los años en que vivió en Deià, lo hizo en condiciones mínimas, en una casa sin electricidad, sin más calefacción que una chimenea, sin agua corriente y sin un cuarto de baño en condiciones.

Durante parte de los meses de julio y agosto, la familia Fuster Valiente (Juan Antonio, Josefa y su hijo) hacía estancias en Son Jaumell, (en Capdepera) en compañía de otros miembros de la familia Fuster, según lo demuestran varias cartas que envió a B. Ferrà en 1921.

Desde el punto de vista de la obra creativa, el pintor en aquellos años compartía con Bartomeu Ferrà el gusto por la armonía, el afán de perfección y el interés por la obra muy hecha. La descripción de la realidad se centraba en un paisaje, el de Deià y cercanías, de espacios amplios y profundos y formas fantasiosas. En algunos casos la tendencia a la síntesis en el dibujo lo acerca al ingenuismo.

El mar, siempre en calma, se hizo presente en la obra del pintor, bien como elemento de fondo, acompañamiento o contraste, bien como elemento central de la composición.

Con Bernareggi, a quien acompañó durante la exposición que éste hizo en la Veda en 1920, y con B. Ferrà coincidió en el rechazo del modernismo y del conservadurismo plástico representado, sobre todo, por los profesores de la Escuela de Artes y Oficios de Palma.

En 1921, Fuster Valiente fue miembro del jurado de la Segunda Exposición Regional de Arte, organizada por el Ayuntamiento de Palma. Anglada fue el presidente y los otros miembros fueron Cittadini, Bernareggi y Bartomeu Ferrà.

La actividad expositiva de esta época es escasa: se limita a la participación a la Primera Exposición Regional de Arte (1920), a la exhibición de una obra a una exposición colectiva de la Veda (1927) y a la participación a la Muestra de Pintura Mallorquina en Buenos Aires (1928). A pesar de esto, el pintor mantuvo una dedicación continuada a la pintura, según ponen de manifiesto sus cartas a Bartomeu Ferrà y algunos escritos de Antoni Gelabert (Cf. Gelabert, 1927). La escasa actividad expositiva es consecuencia de una situación de desánimo ante el nulo interés del mercado local por su obra, lo que se tradujo también en la realización de lienzos que jamás fueron expuestos al público en vida del pintor.

Son obras destacables de esta época "Deià. Parral Can Fussimany" (1925), "Codols blancs. Costa de Deià" (1925) y "Almendros en flor" (1927), pero también son importantes los cuadros de madurez sobre los paisajes de Deià, en tonos más suaves y armoniosos con composiciones temáticas muy estudiadas, elaboradas y evocadoras de una gran belleza poética.

Deià. Parral Can Fussimany, 1925
Óleo sobre madera, 57 x 58 cm
Colección particular

Mollet, 1919
Óleo sobre madera, boceto, 54 x 39 cm
Colección particular

Almendros en flor, 1927
Óleo sobre madera, boceto, 50 x 50 cm
Colección particular

Codols blancs. Costa de Deià, 1924
Óleo sobre tela, 81 x 75 cm
Colección particular

Bodegón, 1927
Óleo sobre madera, boceto, 50 x 50 cm
Colección particular

Codols blancs. Costa de Deià, 1925
Óleo sobre tela, 122 x 94 cm
Colección particular

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